Necesito ayuda para seguir! . y Sujerencias de que le puedo cambiar...

Eran tiempos oscuros, el mundo estaba sumergido en el caos y la guerra, la desesperación de los civiles podía oírse en donde quiera que te encuentres, la muerte se abría paso por el campo de batalla, siempre implacable, sin piedad a cualquiera que no sea del bando al que pertenecías. Esta historia esta remontada a esos tiempos, a los tiempos en el que la paz ya no existía y la muerte tomaba su lugar. En la tierra remota de Tokio, Japón, los samuráis dominaban con mano de hierro, y los ninjas sumergidos en la oscuridad le hacían oposición a esa terrible dictadura. Estos con el dominio total sobre los elementos naturales (Agua, Tierra, Fuego y Viento) y los samuráis con su dominio total sobre la espada y amos en el desarrollo sensorial, en la precisión y la velocidad, hacía que esta batalla sea tan pareja y tan memorable como ninguna otra. Ninguna de los dos bandos se dio cuenta que, la tierra sentía las pérdidas, las lagrimas de alguien que había perdido a un ser amado en el campo de batalla, la sangre que escurría suavemente sobre su corteza tiñendo las pequeñas piedras de un rojo carmesí, el dolor que las personas sentían en su interior, el odio que se tenían los bandos que divergían en sus ideas de paz y por sobretodo la ceguera, la ceguera de toda la gente, ya sea civil o militar, la ceguera, la terqueza, la negación, todo eso alimentaba al centro de la tierra. Pero, hubo un momento en el que la tierra comenzó a resquebrajarse, toda la tierra comenzó a moverse de una forma bruta y fuerte, los edificios eran reducidos a escombros, los bosques terminaban siendo un claro sin nada de vegetación, los montículos de arena del desierto de Sahara eran dispersados y obligados a ir hacia el rio Nilo el cual termino convirtiéndose en parte de dicho desierto. Todo esto ocurría por una simple razón, la tierra estaba dando un aviso, las puertas del inframundo se abrieron en Japón, todas las bestias que yacían allí, ya sean el Yamata-No-Orochi, o las cuatro bestias de los puntos cardinales, todas sueltas en todo el mundo. Entre todas esas especies de bestias y demonios, una se destaco al salir de las puertas, un ente dorado y brillante, casi enceguecedor, era el dragón dorado, un dragón de colosales dimensiones, se podría decir que casi 4000 Kilómetros de extensión y 3700 Kilómetros de grosor. En ese momento la batalla decisiva entre los ninjas y los samuráis estaba llevándose acabo en un claro remoto en la nación de Tokio, Antes de que sus Kunais y sus Katanas choquen en una gran batalla que sin duda derramaría sangre y dolor por todo Japón, la entidad Dorada se presento en el medio del campo de batalla, todos los combatientes quedaron boquiabiertos mirando al majestuoso dragón flotando y brillando con tal intensidad que la obscura tierra había dejado de serlo y comenzó a tomar brillo propio, la paz se había hecho una vez más, la vegetación comenzó a resurgir de las cenizas, el Rio Nilo se llevo con su fuerza la arena que lo había cubierto, los edificios se rearmaron como si nada hubiera pasado, el poder místico del dragón pudo hacer eso con solo traer la luz en esos tiempos sombríos. Pero, el dragón no lo haría sin nada a cambio, movió su boca de manera fluida pronunciando unas palabras que los dos bandos escucharon sin interrumpir.
- Es hora de que la tierra deje de sufrir, eh liberado a todos mis subordinados en la tierra, todos y cada uno de ellos vivirán aquí sin molestar. Solo hay una condición… deben dejar de provocarle dolor a la tierra, ella siente todo lo que pasa sobre ella, yo dejare aquí una barrera en la que separara a los ninjas de los samuráis, y en cada bando dejare dos niños, una mujer y un hombre, ellos están destinados a salvar a la tierra en caso de que la siguiente condición no se cumpla. La condición, es la siguiente… - Dijo el dragón con tono de seriedad, la voz era tan fuerte que se escuchaba en cada rincón del mundo - La condición… es… deben dejar de pelear, cada guerra, cada muerte, cada gota de sangre y lagrimas será contada a partir de ahora, al llegar a cierto punto, la tierra se terminara de volver loca y temblara, temblara acabando con su vida y por lo tanto con las suyas, humanos les pido ser prudentes… esto no es algo para tomárselo a la ligera, el terremoto destruirá y acabara con todo, no solo eso, provocara una reacción en cadena, maremotos, erupciones, tornados, huracanes, torbellinos, todo se hará presente… asique… deben permanecer en paz unos con los otros… - Ya dicho esto, el dragón levanto la mirada hacia el sol, su boca se abrió y rápidamente una muralla se creó en frente de ambos bandos, luego de la boca del dragón salieron cuatro destellos de luz, que terminaron en manos de 2 ninjas y 2 samuráis, dejando de brillar, cuatro niños aparecieron. En el lado de los ninjas el niño tenía pelo negro como el carbón y sus ojos eran blancos como la nieve, en la mano un signo del dragón dorado que le abarcaba todo el brazo derecho, la niña tenía el pelo de un color muy singular, era de color rosa y esta tenía el tatuaje del dragón en toda su pierna derecha y sus ojos eran rojos como el rubí mismo. Del otro lado de la muralla en el territorio Samurái el niño tenía el pelo color verde esmeralda, bien brillante y hermoso y el tatuaje lo poseía en la mano izquierda, en cambio la niña tenía pelo color dorado como los primeros rayos de sol en la mañana y sus ojos eran azules como el zafiro, poseía también el tatuaje del dragón en la pierna izquierda.
Al cabo de unos años estos cuatro jóvenes crecieron en paz, el mundo no había cometido el error de desafiar al dragón dorado, o más bien a la madre tierra. Los jóvenes crecieron aislados, llegaron cada uno a su decimo sexto cumpleaños, las chicas eran tan hermosas como Afrodita y los jóvenes más fuertes que el mismo Zeus.

saque lo de los chicos porque se me hacia muy largo puse esto:


10 años más tarde…
La humanidad había permanecido tranquila los últimos diez años, todo era paz y quietud, no había ninguna amenaza después de aquel terremoto, aquel terremoto que dejo huella en las mentes de todo los civiles y militares que en ese momento no habían perdido sus vidas, una huella que ni el tiempo borraría, permanecería hasta los siglos de los siglos siendo el más despiadado y atroz terremoto que la tierra haya vivido sin duda alguna.
Los monstruos traídos del inframundo habían permanecido viviendo en paz y armonía sin molestar a los humanos, viviendo en la sombra de una cueva gigante o en la copa de algún árbol, los monstruos se encontraban donde quiera que mires, donde quieras que estés incluso en tus sueños. Así es todo estaba en paz y quietud, la tierra había obtenido por fin el balance necesario para subsistir, los humanos por fin se entendían entre si. Pero como era de esperarse, los ninjas aun sentían odio por los samuráis y los samuráis odio por los ninjas, ese odio la tierra lo podía sentir en su totalidad