Mision de rango D (No soy tu hijo!)

por **Senji Kiyosama** 09/04/12, 02:08 pm

Tras una ducha relajante y un buen desayuno, Senji se dispuso a salir a la calle. Era una mañana tranquila, los niños correteaban por las calles y jugaban al balón y a los ninjas. A uno de ellos se le escapó el balón y este llegó hasta Senji
- Tened más cuidado con los balones, vais a romper algo pequeños- dijo algo enfadado.
- Lo sentimos señor, tendremos más cuidado la próxima vez- Dijeron con algo de miedo.
Ese día era algo especial para Senji, le había invitado un viejo a su casa. Ese pobre anciano creía que Senji era su hijo difunto y cada vez que lo veía, salía corriendo hacia el. Esto a Senji le irritaba un poco, pero al mismo tiempo sentía pena por el. La casa donde vivía era baja, con solo dos ventanas en la parte frontal y sin patio trasero.
El hombre era de pequeña estatura, con el pelo blanco como el papel. Era algo regordete.
- ! Aquí estas hijo mio! Pasa pasa, esta es tu casa- comentó el hombre.
-Ya le he dicho mil veces que no soy tu hijo, no se equivoque.
- Como me puedes decir eso, a mí, a tu padre- y empezó a llorar.
-Bueno bueno, no se ponga así, venga, entremos y charlemos.
Se sentaron en la camilla, ya más relajados. El anciano trajo un té con unas galletas. Comenzaron a beber y a comer.
- Señor, ¿podría decirme primero su nombre?- exclamó Senji.
-Mi nombre es Sinchiro, ¿Como no te puedes acordar de mi nombre, hijo?
Cada vez las cosas se complicaban mas para Senji, ya no sabía que decir.
-Escuche Sinchiro. Me llamo Senji Kiyosama y vengo dee la Kirigakure, aunque ahora me he transladado aquí para entrenar. Mi madre murió en el parto de mi hermana pequeña y mi padre y mi hermana murieron en un ataque de un clan vecino. Perdí un ojo, por eso llevo el parche. Señor, yo no soy su hijo y no le conozco de nada. Lo siento mucho.
Al escuchar esto, el hombre se quedo confuso.
-Bueno, lo siento mucho por estar acosándote estos últimos días. Vete y déjame solo- y lo hecho de la casa.
Senji salió un poco triste al ver al pobre hombre derrumbarse. Aunque a los cinco minutos ya se le pasó.
Fue un día bastante raro.